En el presente trabajo reflexionaré, en un primer momento, en torno a la importancia que ocupa la producción artística en la "segunda generación", es decir "los hijos" de los padres que han sufrido violaciones a los derechos humanos en el marco de la última dictadura cívico-militar argentina (1976-1983) -tales como persecución, detención, "desaparición", y el posterior exilio político a México. Y, en un segundo momento, analizaré el proyecto artístico "Fotos lavadas" de Soledad Sánchez Goldar, artista argentina que realiza sus acciones públicas, proyectos de arte objetual y de fotografía en relación con las problemáticas de memoria reciente, junto con las operaciones estéticas de la (pos)memoria planteadas por Marianne Hirsch dentro de la generación de hijos.