El rol de la mujer a principios del S XX se vio modificado por su ingreso definitivo al campo laboral como consecuencia de la industrialización que primero las conduce a las fábricas y que en este período se extiende en la “profesionalización” como mucama. El tema del trabajo, en general, y del ejercido por “la doméstica”, en particular, fue crucial tanto en la vida de las mujeres de las clases populares como de las inmigrantes. Este servicio constituyó “un refugio” para este amplio sector que quedó por fuera de los registros de las trabajadoras oficiales. Históricamente los espacios exterior/interior, público/privado fueron ocupados por varones y mujeres respectivamente. Distinción sexual de roles que adjudicó un espacio para que el trabajo de las mujeres fuera una extensión de sus labores de ama de casa naturalizado socialmente y dejando desde esta división el espacio de lo público/trascendente destinado al hombre. Esta diferenciación naturalizó las competencias de ambos roles; lo público/trascendente destinado al hombre, lo privado/doméstico ámbito intrascendente a la mujer, determinando así que el servicio doméstico se asociara con habilidades consideradas “naturalmente femeninas”.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)