Cuando la lava conquistadora ya había arrasado con buena parte de la cultura nativa, el choclo seguía vivito y coleando en una sinfonía cromática que proclamaba que de maíz amarillo y de maíz blanco se hizo la carne del hombre de aquí. Cómo la palabra fue el salvoconducto para las mil y una maneras de celebrar a este cereal. Y ojo, que van recetas.