Dentro del contexto de Neoliberalismo, las relaciones laborales entre las nuevas empresas privatizadas, el Estado y los/as trabajadores/as se vio mediada por el accionar de los dirigentes sindicales, estos dirigentes que llegaron a elevarse más allá de las bases creando su propio movimiento, negociando con las empresas y el Estado y con sus ganancias mantenían todo el aparato sindical que los sostenía. La complicidad que tuvieron los sindicatos con el Estado en el proceso de privatizaciones correspondió a una práctica política que no es aislada en la historia de un sector del sindicalismo nacional, siendo esto un modus operandi tan sistemático que deviene en identidad política.
Las nuevas lógicas de organización colectiva se plantean romper con aquello, no reproducir en la práctica, a pequeña escala, una lógica de dominación a la que se pretende combatir; otra dinámica que evite los enquistamientos de poder pero que a la vez no pierda consistencia, es decir, que no termine conduciéndola su propia disolución.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)