En la ciudad de La Plata el espacio público abierto es sustantivo, desde su trazado (se hicieron correcciones al trazado original debido a la localización del bosque), a su jerarquía de capital (nace metrópolis por necesidad política, aún antes de cristalizarse como tal). Lo mismo ocurre con los espacios públicos cerrados o cubiertos, aunque tardíamente alcanzaron a estar a escala de la visión urbana de su fundador. Evolucionaron de pabellones desarmables a edificios de buena factura en el caso del Teatro Argentino y el Coliseo Podestá. Hacia 1927 se proyectan y ejecutan dos de los espacios públicos urbanos cubiertos cualitativamente memorables: El Pasaje Rodrigo, obra del Ing. Montalvo y el Pasaje Dardo Rocha, obra de los arquitectos Quickney y Cook. Si bien pensadas tipológicamente calles comerciales cubiertas, paradójicamente el edificio más relevante por escala, inserción y propuesta urbana surge por la rehabilitación de un edificio de la infraestructura del transporte"1. A partir de ese momento el edificio del Pasaje Dardo Rocha resumirá y dará lugar a las necesidades y programas emergentes de la evolución y complejidad del área centro de la ciudad en sus distintas fases. De hecho el gobernador Monteverde lo pensaba como el equipamiento urbano a escala metropolitana que necesitaba la ciudad.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)