Las piedras naturales han sido los materiales de construcción más utilizados desde la antigüedad sin olvidar los ladrillos secados al sol o cocidos que muchas civilizaciones los emplearon en sus construcciones. A fines del siglo XIX, el hormigón aparece como una nueva alternativa de interés. En la actualidad se lo aplica en estructuras portantes de formas complejas y hasta en premoldeados con fines ornamentales. No solamente se lo utiliza por las propiedades mecánicas y por lo tanto estructurales que brinda, sino también por la apariencia que puede alcanzar. La variedad de terminaciones encontraron en el hormigón cualidades apropiadas para difundir su uso en monumentos y esculturas, por lo cual se exigieron determinadas calidades que no siempre se obtienen directamente.
El presente trabajo tiene como objetivo analizar aspectos vinculados con la apariencia del hormigón en obras arquitectónicas. En primer lugar se resume la evolución y propiedades que han permitido su elección convirtiéndolo en el material más utilizado en la construcción.
Luego se presentan experiencias sobre la influencia de las propiedades en estado fresco, en las terminaciones superficiales y una metodología para analizar el color. Finalmente a modo de ejemplo, se resumen los principales defectos que se pueden producir y la forma de disminuirlos y se muestran ejemplos donde se encontraron en monumentos y esculturas realizadas con hormigón.