Los estilos de aprendizaje definen las preferencias cognitivas de los estudiantes para percibir, interactuar y responder en un contexto educativo. De este modo resultan indicadores, relativamente estables, de las modalidades típicas de aprendizaje. Se plantea como un postulado central que el aprendizaje en el nivel superior requiere la selección y el dominio de estilos diversos en función de los requerimientos epistémicos de cada tipo de conocimiento. Por otro lado, se considera que la incompatibilidad entre los estilos de aprendizaje de los estudiantes y los estilos de enseñanza de los docentes podría generar dificultades en el proceso de formación académica. En este sentido, la identificación de los estilos de aprendizaje y sus niveles de preferencia permitiría reducir eventuales desajustes en el proceso educativo.