Las prácticas de lectura y escritura vuelven a aparecer en la actualidad en un debate fuertemente planteado en la preocupación que desde la Universidad expresan algunos docentes que refieren como “dramáticos” los problemas que las/los estudiantes “traen” de la escuela media. Las reflexiones propuestas en el siguiente artículo intentan desplazar el foco de la mirada que apunta a evaluar qué es lo que no “traen” los estudiantes de la escuela media y (re) pensar las prácticas docentes en general desnaturalizando los modos en que las/ los docentes aprendimos a leer (y a escribir), desnaturalizando esa idea nostálgica que discursivamente se ha construido sobre que antes se leía más y mejor y, fundamentalmente, sosteniendo que leer y escribir es una tarea compartida de la que no puede desentenderse la universidad resignando el enseñar a aprender.