Investigadores, jóvenes egresados, alumnos y personal técnico del Museo recorren nuestro vasto territorio movidos por una apasionada vocación, y realizan prolijas tareas que revelan insospechadas fuentes de cultura de civilizaciones antiguas de esta tierra, o descubren yacimientos que esconden potenciales riquezas. Además, esto les permite ponerse en contacto con gentes y formas de vida que, aunque nos resulten insólitas, aún subsisten a pesar de los acelerados avances tecnológicos de nuestra sociedad. Estos acercamientos con rincones apartados de nuestra tierra contribuyen a profundizar los sentimientos de respeto y cariño que por ella sentimos, y por sus autóctonos habitantes originales; a menudo olvidados. En este número publicamos el primero de una serie de artículos que nos pondrán en contacto con los aspectos señalados.