Aún en la efímera dimensión humana, los fenómenos naturales nos hacen notar que la Tierra, como planeta, es un sistema intensamente activo. En la dimensión geológica, medida en decenas y centenares de millones de años, la dinámica de la Tierra se manifiesta en grandes cambios paleogeográficos, entre los que se destaca el permanente reacomodamiento de las masas continentales.