Las sociedades contemporáneas se han vuelto fuertemente dependientes de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICs), elementos que se han constituido en indispensables para el desarrollo en todas las esferas de la vida. La necesidad de comunicación, envío de datos y acceso a la información en todo momento y lugar, ha traído como resultado un importante incremento en la instalación de antenas de radiofrecuencia, cada vez más cerca del usuario.
La rama de estudio que aborda el fenómeno de las radiaciones electromagnéticas y su interacción con los seres humanos es conocida como RNI (Radiaciones No Ionizantes).
Entre otros aspectos se ocupa de establecer los niveles máximos permitidos de estas radiaciones, de manera de no afectar la salud de la población. Por otra parte, la Compatibilidad Electromagnética (CEM) es la rama que se encarga de estudiar la interacción entre las radiaciones electromagnéticas y los aparatos eléctricos y electrónicos, estableciendo los niveles máximos que éstos deben ser capaces de tolerar sin que sea alterado su correcto funcionamiento.
Un tema de especial sensibilidad social es el relacionado con los equipos electromédicos que, frente a la proliferación de este tipo de antenas, podrían verse afectados por efectos de interferencia electromagnética.
La mayoría de los estudios se han enfocado a caracterizar y controlar los ambientes hospitalarios en cuanto a la compatibilidad electromagnética. Sin embargo, no se ha abordado aún con suficiente profundidad, el aspecto de cómo las nuevas tecnologías en telecomunicación modifican el perfil electromagnético en ambientes extra-hospitalarios, pudiendo afectar el equipamiento electromédico de pacientes ambulatorios.
El objetivo de este trabajo es revisar las normativas de ambas ramas de estudio analizando específicamente cómo se relacionan sus alcances, considerando la posibilidad de la exposición de personas en ambientes públicos extrahospitalarios cuya salud depende del uso de algún aparato electromédico.