Probablemente la adolescencia sea uno de los períodos de mayor intensidad evolutiva respecto a los cambios biológicos, intelectuales y emocionales que se producen en esta etapa vital. Desde una perspectiva salugénica que destaca la importancia de abordar las diferencias individuales y el papel activo de las personas en sus constantes interacciones con el entorno (Contini de González, 2001), y que pone énfasis en el potencial de salud y en los recursos que pueden contribuir al crecimiento y al desarrollo saludable de los adolescentes, los abordajes preventivos y de promoción de la salud adquieren una relevancia de primer orden. Los expertos coinciden en la necesidad de incluir en los distintos niveles de análisis de esta población, tanto los factores de riesgo (aquellos que incrementan la probabilidad de enfermar) como los factores de protección o salugénicos cuando se trata de abordar temas de salud mental (Castro Solano, 2003; Seligman y Csikszentmilhalyi, 2000). Estos últimos aluden al conjunto de características y recursos que favorecen el desarrollo humano, el mantenimiento de la salud o su recuperación, y el afrontamiento resiliente de la adversidad al neutralizar, disminuir o compensar los efectos -directos o potenciales- de los factores de riesgo, amortiguando el impacto de las situaciones estresantes (Haquin, Larraguibel y Cabezas, 2004). En nuestro país una serie de investigaciones destacan la importancia de estos factores protectores (Castro Solano, op. cit.; Contini de González, op. cit.), y si bien durante los últimos años ha habido un sensible incremento de estudios empíricos interesados por la naturaleza y la evaluación de los recursos y fortalezas personales (Casullo, 2002), no se han reportado hasta la actualidad estudios controlados que evalúen la eficacia de intervenciones dirigidas a este tipo de objetivos para población adolescente, aunque sí se han informado algunos estudios no controlados (Almirón, Jiménez, Simeone, Czernik y Mazzaro, 2005). De acuerdo a los lineamientos propuestos por la OMS/FNUAP/UNICEF (1999), el éxito en las intervenciones de promoción de la salud en jóvenes se basa en tratar simultáneamente múltiples temas de salud mediante enfoques genéricos. Esto destaca la importancia de implementar programas de intervención que puedan abordar aquellos factores protectores del desarrollo humano de forma integrada. Desde esta perspectiva, implementar abordajes salugénicos dirigidos a población adolescente favorecería no sólo el desarrollo de proyectos de prevención de posibles situaciones patógenas o conflictivas, sino también aquellos proyectos que se ocupen de las capacidades y potencialidades que les permitan a los adolescentes ejercer un rol protagónico y proactivo en los contextos en que se desarrollan.