En estos tiempos que corren y que nos hacen correr, con omnipresentes pantallas que nos distraen la mirada de la vida, a los grandes y a los chicos, no es poco mérito el que le cabría, si seguimos estas palabras, a la poesía: ayudarnos a prestar atención, a observar con lente primigenia y lenta, el mundo que nos rodea y envuelve.
Y, sin embargo, a pesar de su imperiosa necesidad, la poesía se nos resiste. Se nos resiste con insistencia y no termina de instalársenos o de correr apropiadamente en nuestras cabezas… Es porque para abordarla es necesario cambiar el programa o la manera de pensar.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)