Desde sus primeras producciones Roldán instala la transgresión de lo canónico como marca de su estilo. La estructura del cuento popular (Propp, 1972) es reactualizada en los cuentos del monte, los cuales se centran en una comunidad de animales que resuelven por ellos mismos los conflictos que se les presentan prescindiendo de recursos demiúrgicos y extraordinarios. Las narraciones de Gustavo Roldán construyen un mundo metafórico1 donde el más débil logra vencer al poderoso. Los animales chaqueños son agentes de su propia vida organizándose ante cualquier autoridad que busque imponérseles. En este sentido, proponemos la lectura de los cuentos como utopías (Ricoeur, 2006) tratándose de relatos que proponen una sociedad alternativa que cuestiona la manera de ejercer el poder. El colectivo chaqueño presenta las ideas de grupalidad y solidaridad que permiten superar las desigualdades sociales que se leen en términos de escala: los más grandes, los más chiquitos, los de este lado del río y los del otro lado del río, los elefantes y las pulgas.