El desarrollo filosófico que emprende Louis Althusser en el seno de la teoría marxista exige, como él mismo señala, enmarcarlo en la coyuntura histórica de los años sesenta.
El movimiento comunista internacional se encontraba convulsionado a partir de dos hechos acontecidos después de la muerte de Stalin: el XX° Congreso del PCUS en 1956 que proclama el inicio del proceso de “desestalinización” y la crítica del “culto a la personalidad” y el XXII° Congreso en 1961 que marca la ruptura definitiva entre el PC de China y el PC de la URSS. Ambos acontecimientos repercutieron no sólo en el ámbito político sino también en el ámbito teórico-ideológico; es en el contexto de este último en el que Althusser direccionará sus críticas a las “reacciones ideológicas” de los intelectuales comunistas. Estas reacciones, que bajo largos ríos de tinta “liberadora” criticaron al “dogmatismo” staliniano, lograron reinstalar la vieja problemática moderna de la “libertad”, del “hombre” y de la “alienación” utilizando como patrocinio teórico las obras de juventud de Marx.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)