Un miembro fundador del CIHABAPAI, el Club de los Impíos, Herejes, Apóstatas, Blasfemos, Ateos, Paganos, Agnósticos e Infieles, más precisamente, quien se presume fuera su mentor, me refiero a León Ferrari, realiza en 1964 una obra en la que se conectan dos de los tópicos que lo obsesionarán: la letra y la religión, fundamentalmente aquella que Lacan llamó la verdadera.