La longevidad, incuestionable logro de estos tiempos, ha producido un movimiento de transformación que no siempre se acompaña de los cambios en las estructuran que los rodean. Los sujetos mayores vienen generando saltos cualitativos significativos, mientras la sociedad aún no ha producido novedades acordes. Ni las instituciones, ni el Estado, ni las comunicaciones, ni las leyes, están al nivel de las demandas. Tomando en particular las relaciones entre sujetos, entre generaciones y el ejercicio de sus derechos, encontramos desconocimiento, desorientación, a dos puntas; de los sujetos respecto a sus posibilidades legales y de la ley en relación a la situación actual de los envejecentes en el contexto de sus relaciones familiares y sociales.