El campo de la literatura infantil, entendida como aquélla que está pensada y destinada a los niños, comienza a configurarse en nuestro país en las décadas del ‘50 y ‘60. Los años setenta constituyen un momento de apogeo de este tipo de textos en Argentina, sin embargo, el contexto de violencia y represión y la instauración de la dictadura militar, impactan de diversos modos en las manifestaciones artísticas y culturales.
Si bien la literatura infantil de esos años comparte las mismas condiciones de producción que otras expresiones culturales (la presión, la censura, la prohibición, las consecuentes persecuciones y castigos, etc.), los textos adoptan características particulares: se deja de lado lo maravilloso, las historias comienzan a situarse en un contexto real, familiar y contemporáneo, todo se desarrolla en ambientes domésticos y cotidianos, no se eluden las situaciones problemáticas ni los conflictos sociales, etc.
Si la literatura de ese período era una forma de resistencia y de construcción de la memoria, en las ficciones para chicos, se usa a menudo la metáfora y sobre todo la parodia, participando así del “impulso contrahegemónico” (Arpes y Ricaud, 2008).
Sin embargo, no se dio así ni en todos los escritores ni en toda la literatura sino que el proceso fue heterogéneo.
En la década del ‘70, Silvina Ocampo, con unos 70 años de edad era autora de una obra que atravesaba 40 años de la literatura argentina, aunque poco reconocida por el público, en esos años se editaron y se reeditaron algunos de sus libros “para adultos”, como lo analiza Adriana Mancini35. Devenida abuela, materializa su profundo y permanente interés por la infancia publicando textos para chicos.
En 1979 ve la luz Canto escolar, un libro de poemas con algunas fotografías e imágenes rústicas y menos coloridas, editado por Editorial Fraterna, consideramos que marca un quiebre en la producción de la autora. En este marco, proponemos hacer un breve análisis y leer este corpus infantil de Ocampo en sus vínculos con la producción de la época y a la luz del contexto social y político en el que esos textos se produjeron y se publicaron, tratando de trazar así un recorrido en la exploración que hace Ocampo en la literatura para chicos. A su vez, nos parece oportuno destacar sus relaciones con la política en tanto escritora, su compromiso y su intervención frente a los acontecimientos sucedidos. Así pues intentaremos mostrar cómo esa realidad atravesó su literatura
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)