En el corpus de la literatura para jóvenes, conformado en las tres últimas décadas, Etchemaite distingue entre: “literatura adolescente”, “literatura para adolescentes, que manifiesta algunas rupturas con la anterior” y “literatura”. En cuanto a la última, afirma que está constituida por libros que “tienen el sello editorial de juvenil pero que podrían no tenerlo, que pueden dialogar con la literatura a secas, porque lo son. […] Obras que puede leer un lector inicial pero también un iniciado con parecido placer y parecido trabajo” (2007: 7).
Las tendencias escriturarias contemporáneas que se advierten en el campo específico de la LIJ, en general, son: la ruptura con las formas de escritura precedentes; la renovación de la literatura construida a partir de una nueva concepción de infancia; abordaje de nuevos temas; centralidad del lenguaje literario; creación de nuevos mundos ficcionales; explotación de la intertextualidad y tránsito por diversas formas genéricas. (Etchemaite, 2010) Etchemaite, menciona algunos títulos y sus autores, como: Aguirre, Bodoc, Wolf, Andruetto, Birmajer, Cabal, entre otros. Considera que aún son pocos porque no han tenido éxito en el mercado, ni en la escuela. (2007: 7-8) Tendencias semejantes a las mencionadas se observan en la narrativa de finales del siglo XX, que “se muestra como un despliegue heterogéneo de propuestas tales como hibridación de géneros, […], recreación de temas y estilos pretéritos, parodización de los mismo”, entre otros (Rivero, 1997: 211).
En “Interland”, Wapner, encontramos un texto en el que se reconocen varias de esas tendencias y características, por lo que se inscribe tanto en la LIJ, que puntualiza Etchemaite, como en la narrativa contemporánea.
El presente trabajo intentará mostrar los rasgos que identifican el texto de Wapner, tales como la hibridación genérica, la recurrencia a tópicos como el “manuscrito hallado” y la intertextualidad, en tanto el texto es un mosaico de citas; y absorción y reelaboración de otros textos. (Kristeva, 1969) Estas características hacen de “Interlander” un texto complejo, lo que demandará una mayor competencia literaria por parte del lector, en pos del reconocimiento, no sólo del carácter ficcional del texto sino también de la poética particular en la que éste se sustenta. (Reisz de Rivarola, 1989: 156)