Desde hace muchos años, la literatura para niños se ha embarcado en el juego de hacerle oír al lector su propia voz. Ha tratado de reconstruir su mirada y su forma de acercarse a la realidad.
Haiku de Iris Rivera –realizado en colaboración con María Wernicke (ilustración)– nos presenta una serie de imágenes poéticas que devienen pura fantasía y muestran la niñez en primera persona.
Nuestro trabajo se propone analizar este texto y mostrar aquellos procedimientos que hacen a la construcción de la mirada del niño: su forma de ver el mundo, de interpretarlo, de decirlo. Al hacerlo, mencionaremos brevemente otros textos de Rivera: El señor Medina, donde la lengua cotidiana es extrañada con el objeto de mostrar la mirada del niño y su relación con el lenguaje, y Llaves, donde la autora explora la relación entre la palabra, el juego y la imaginación.