Debo confesar que me ha resultado más difícil de lo esperado abordar un estudio crítico de tan sólo parte de la obra de quien durante más de cincuenta años ha sido y es el referente más nombrado del universo poético infantil de los chicos argentinos.
La dificultad surge –precisamente– del enorme e indiscutido reconocimiento nacional que la figura de María Elena ha inspirado desde hace años en el ámbito de la literatura infantil pero más puntualmente en éste del bicentenario en que se han concretado múltiples homenajes a su persona, reediciones de sus textos y canciones, puesta en escena de sus personajes casi eternos… Más allá del tiempo transcurrido escuchamos aún hoy el mismo entusiasmo, los mismos énfasis y la euforia colectiva y contagiosa de hace décadas, en los patios y aulas de cualquier escuela argentina, donde se reciten y entonen sus célebres canciones.
Es por esto que el tema central de esta breve investigación tratará de desentrañar dónde reside la clave de semejante éxito. Dicho en otras palabras: ¿Qué extraña fibra interior del alma de todo niño supo tocar definitivamente -y por lo visto para siempre- esta juglaresa que acaba de cumplir sus primeros 80 años en una Argentina empeñada en bucear incansablemente en sus propias raíces? Mi hipótesis de trabajo es que la incorporación en sus poesías y canciones de los principales recursos surrealistas tales como: el avasallador poder de la imaginación y sus 'aproximaciones insólitas', la presencia del azar y la búsqueda del humor a través del absurdo, le permitió subvertir esquemas y llegar al corazón del niño a través del juego verbal, la sorpresa y la risa, revitalizando definitivamente el panorama poético infantil.
Para corroborar lo dicho he centrado mi atención en tres poemas, a mi modo de ver absolutamente significativos: del análisis inicial de “El reino del revés” pasaremos a la “Canción del correo” (donde certificaremos curiosas coincidencias con Julio Cortázar, quien también había elegido suelo francés para vivir y crear), e ingresaremos por último en el mundo alocado de su casi inmortal “Doña Disparate”.