1. ¿Cómo hacer una lectura foucaultiana de Foucault? Tal es la pregunta que se plantea el historiador francés Roger Chartier en su artículo La quimera del origen, y que desvela a más de un lector de Foucault. Más acá del problema de si debemos leer a un autor según el sistema de sus categorías, Chartier apunta a la conocida crítica foucaultiana a los “conceptos habituales que gobiernan en nuestra sociedad la relación con los textos” (Chartier, 1996:17) esto es, a las nociones de autor, obra y comentario. ¿Hay que estudiar a Foucault con categorías que él consideraba impotentes o bien hay que someterlo a su propio sistema?1 “Foucault , no cabe duda, estaba encantado de haber fabricado 'esa pequeña (y quizás odiosa) maquinaria' que insinúa la inquietud en el seno mismo del comentario que pretende decir el sentido o la verdad de la obra.” (Chartier, 1996:19). El texto de Chartier se interrumpe en este punto para pasar sin más explicación (sin más interrogación o abandonando la interrogación) al comentario de la obra de Foucault. Me pregunto si esta lectura por lo demás bella e inteligente no sigue aquí el gesto de muchos comentadores de Foucault, que dedican las palabras iniciales al mea culpa de la obra o el autor para pasar luego, despachando las interrogaciones, a la laboriosa e ingrata faena de la interpretación2 y el comentario.
2. Este “pasaje al acto” no parece indicar otra cosa que el simple hecho de que el comentario y con él las nociones de la obra y autor son formas plenamente vigentes en el abordaje de los “dichos y escritos” foucaultianos. Cabe preguntarse entonces sobre el sentido de la crítica a dichas nociones (¿se trata de rechazarlas frontalmente o no?), pero también sobre el sentido del desafío que Foucault lanzaría a sus lectores: ¿qué inquieta de los textos de Foucault? ¿Por qué la tarea de comentarlo, que se suele presentar como “imposible”, es con todo más que posible? ¿Tan inquieta está nuestra lectura de Foucault?
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)