Con la declinación de las “grandes teorías” –orientadas a demarcar el advenimiento, la trayectoria y las transformaciones de la sociedad moderna–, desde mediados del siglo pasado cobra fuerza la distinción entre teoría sociológica y teoría social. Los estudios dedicados a detallar las tendencias de la sociología desde la década de los ochenta, indican que –en consonancia con el pensamiento posmoderno y su giro culturalista-constructivista– la empresa misma de la teoría sociológica se disuelve. Ello, debido a que los presupuestos modernos pierden validez para aprehender la realidad social, «lo cual ha llevado a una teoría reflexiva, centrada en las cuestiones epistemológicas y ontológicas por encima de las sociológicas» (Noya, 2004: 164).
Para deslindar la teoría sociológica de la teoría social se emplean criterios que varían desde la especificidad del objeto de estudio, hasta el alcance analítico atribuido a ambos campos, incluyendo además contrastes metodológicos, nuevas clasificaciones disciplinares y ordenamientos temporales que, según perspectivas divergentes, desagregan lo clásico de lo contemporáneo. La preeminencia de la subjetividad en detrimento de las estructuras, la contraposición entre conocimiento general y particular y entre conocimiento universal y contingente, la cercanía entre saber científico y saber cotidiano, el contraste entre socialización-orden social y experiencia en cuanto factores de resolución de la tensión entre individuo y sociedad, son todos elementos que mediante fundamentaciones heterogéneas favorecen la conformación de dos espacios diferenciados.
En este escrito, se hace foco en algunas de esas interpretaciones, especialmente en aquellas que ponen en cuestión la totalidad del corpus conceptual de la sociología, precisamente porque son las que más enérgicamente postulan el fin de la teoría sociológica y el surgimiento de la teoría social, aún cuando a menudo no lo formulen expresamente. El interrogante que se busca responder es si la teoría social –en singular– constituye la superación de la pluralidad de teorías sociológicas elaboradas en el transcurso de casi un siglo y medio. Asimismo, se intenta identificar cómo juega la noción de convergencia disciplinar, un principio que da forma al supuesto de que la teoría social, a diferencia de la teoría sociológica, reúne al conjunto de las ciencias sociales que sellan un compromiso deliberado con la conducta de los seres humanos, con su conciencia y sus acciones.