Desde hace por lo menos diez años asistimos a un renacimiento del interés por el trabajo de Gino Germani. Diversas producciones académicas, entre las que se destacan las de Alejandro Blanco (2006), Adrián Gorelik (2008), Samuel Amaral (2003), Pascuale Serra (2012), han avanzado en un análisis conceptual de la obra del sociólogo. Uno de lo saldos de esta labor ha sido el perfilado de una imagen diferente de Germani, que no se condice con el clisé del sociólogo-cerradamente-parsoniano que circula por los pasillos de la carrera que fundó. Por cierto, esta construcción imaginaria de “Gino Germani” es consecuencia de cosas que se dicen sobre el autor antes que de un encuentro con sus textos, oportunidad que escasea, al menos en la carrera de sociología de la Universidad de Buenos Aires. Así, “el fundador” corre la suerte de muchos, de ser objeto predilecto de alusión y no de búsqueda o indagación. Está asediado por presunciones, prejuicios y no pocas sospechas. Los investigadores que enumeramos más arriba aportan, sin embargo, elementos para desmontar esa imagen. Al hacerlo, retoman el camino de Irving Horowitz (1992) quien tempranamente advertía sobre la heterodoxia germaniana.
Las páginas que siguen buscan inscribirse en ese mismo camino. Esta vez prestando atención a un problema que, al menos en primera instancia, puede resultar lejano al foco del interés de Germani: la cuestión racial. El objetivo principal en esta ponencia será, entonces, mostrar que es posible y relevante prestar atención al modo en que este asunto se teje en los textos germanianos y, en particular, en su tematización de la modernización y sus vericuetos.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)