Esta comunicación tiene como primer objetivo destacar la autogestión como elemento clave de la cooperativa de trabajo asociado. A tal fin se analizan algunos rasgos distintivos de las cooperativas y cooperativas de trabajo asociado en particular, como la actividad cooperativa, el fundamento del derecho-deber de cooperar de sus miembros o los valores y principios cooperativos como normas de conducta a seguir.
La autogestión no sólo justifica el principio de control democrático por parte de los cooperativistas, sino también la responsabilidad que se asume por la gestión cooperativa. La autogestión aporta flexibilidad, competitividad y capacidad de resiliencia, pero también tiene sus riesgos, como puede ser la precarización del trabajo para salvar la empresa y con ella los puestos de trabajo.
Para evitar este riesgo se ha propuesto la laboralización del cooperativistas, esto es, la aplicación a éstos del derecho laboral como protector de derechos fundamentales. Sin embargo, consideramos que esa no es la vía adecuada.
Los riesgos denunciados deben superarse a través de una mejora de la gestión económica y organizativa de la cooperativa, y para ello es fundamental la información, la formación y la educación cooperativa de sus miembros. Estos deben ser los objetivos que deberían potenciarse y no debería ser tan difícil cuando tanto la Administración Pública como las organizaciones cooperativas, incluso las propias cooperativas tienen por ley el deber de atender estos fines y la necesidad de contar con recursos suficientes para ello.