El espíritu de la Propuesta Pedagógica del Taller Uno, se basa en sintetizar una relación entre el conocimiento del saber disciplinar específico, Teoría, y las expectativas de acción del hombre en su medio, Proyecto. Por la naturaleza compleja del objeto de estudio, la Teoría actúa como una conjetura o hipótesis especulativa relacionada con la práctica, con la observación y la verificación.
En este sentido, se puede inferir que la propia dinámica de la materia supone la búsqueda del desarrollo de dos capacidades básicas en los estudiantes: la abstracción y la metacognición.
Si bien en el espacio del Taller la producción del estudiante se constituye como el eje del proceso formativo, cabe destacar que el mismo se sustenta en las prácticas de enseñanza, en la tarea de los docentes, en ese diálogo entre las prácticas concretas y el pensamiento mediado por una práctica reflexiva en la acción.
Es el docente, como operador de instrumentos mediadores, que acompaña el despertar de una mirada experiencial sobre el espacio, un modo de instrumentar el oficio a partir del descubrimiento, mediante la formulación de pautas lo suficientemente flexibles que fomenten la conformación de un escenario propicio para un aprendizaje significativo, autogestivo e integral.