Lo que domina en las sociedades actuales es lo que se conoce como pluralismo médico donde diversas formas de atención, en tanto actividades que buscan prevenir, dar tratamiento, controlar, aliviar y/o curar padecimientos coexisten de manera antagónica pero a la vez complementaria y son producto de las condiciones religiosas, étnicas, económico-políticas, técnicas y científicas de cada contexto (Menéndez, 2004; 2005). Los sujetos, superando la supuesta o real incompatibilidad que puede existir entre las diferentes formas de atención, se vinculan a éstas buscando soluciones pragmáticas a sus problemas de salud (Menéndez, 2004; 2005), realizando elecciones terapéuticas orientados por un diagnóstico presuntivo pero también limitados por factores como la accesibilidad física y económica a los diferentes servicios de atención presentes en su contexto de vida. Se acude a las consultas con un diagnóstico provisional y portando expectativas de los resultados del tratamiento basadas en conocimientos previos, la medida en que éstas son cumplidas influirá en el grado de conformidad con las acciones y prescripciones terapéuticas, en las apreciaciones de eficacia y de la necesidad de realizar consultas a otros curadores, de buscar otras respuestas terapéuticas y/o redefinir el diagnóstico.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)