Una cuestión importante que ha incorporado la arquitectura y el urbanismo de nuestros tiempos es la dimensión ambiental en el diseño y uso de los espacios donde desarrolla la vida el hombre.
Esta dimensión devenida de los persistentes conflictos ambientales que se vienen produciendo desde la primera crisis del petróleo en el año 1973, atravesando las históricas catástrofe de Chernobil y Fukushima que pusieron en evidencia que los fenómenos ambientales propagan la falta de esperanza en las regiones, países y continentes (Beck; 2010), y afectan sin discriminación tanto a las clases sociales más prósperas como a las más carenciadas, y a su vez dan forma a otro de los paradigmas contemporáneos vigentes que es el de vivir en la sociedad del riesgo.
Por estos motivos, en la actualidad, es imposible soslayar los problemas ambientales y una disciplina como la arquitectura y el urbanismo tienen mucho para aportar. De hecho en el año 1993 en el congreso de la Unión Internacional de Arquitectos celebrado en Chicago se produjo un categórico documento en este sentido, donde se coloca a la sustentabilidad social y ambiental en el centro de nuestras prácticas y responsabilidades profesionales.
Es así, que en el presente trabajo, nos ocuparemos de aquellos procesos y acciones relacionados con lo que provisoriamente podemos llamar el contexto de generación de la información necesaria para la ejecución de las obras de arquitectura y urbanismo.
Estos aspectos, son los encargados de plasmar un cúmulo de conocimientos y experiencias prácticas, cuya función es reducir la incertidumbre en ciertas fases del proceso de ejecución de este tipo de obras.
Estamos convencidos que en todo proceso proyectual existen momentos que pueden ser fácilmente detectados. Existe un primer momento vinculado a la generación de ideas sobre el tema problema que se debe analizar y resolver; y un segundo vinculado a la ejecución y construcción de esas ideas arquitectónicas.
Actuando como interfase entre esos dos momentos señalados, nos encontramos con lo que habitualmente se denomina Documentación de Obra o Proyecto Ejecutivo, que es la fase encargada de relacionar ambos universos.
En nuestro caso nos centraremos preferentemente en esta fase intermedia, cuyo primer momento se ha agotado en su instancia de desarrollo y el segundo está a punto de iniciarse.
Es así que la Documentación de Obra alcanza un valor inestimable en el proceso de proyectación, sus productos específicos –planimetrías, datos, memorias, cálculos estructurales, estudios de impacto ambiental, especificaciones técnicas generales y particulares, descripciones, recomendaciones y toda otra explicación necesaria para materializar la obra de arquitectura y urbanismo-, conforman un universo informativo que no sólo debe reflejar las dimensiones materiales y objetivas de las obras en cuestión, sino que también anticipa los procesos y las relaciones de todo aquello que sucederá durante su construcción.
De esta manera queremos llamar la atención sobre el carácter activo de la información, introduciendo la noción de que la dinámica de procesos puede y debe ser reflejada más allá del aparente estatismo de la información lógica, y, por lo tanto, abordar todo lo relacionado con la Documentación de Obra desde el punto de vista del gerenciamiento de la información.
Al mismo tiempo, esta última afirmación, debe ser entendida como él lugar de encuentro entre las destrezas proyectuales y las capacidades necesarias para la ejecución de nuestras tareas y encomiendas profesionales.