Partiendo de la idea de que el entorno social, las instituciones educativas, las condiciones de vida y las características de algunos sujetos pueden condicionar las posibilidades de habitar, participar y convivir en los espacios sociales, sostenemos que no son las barreras legales o los límites físicos los que delimitan la falta de accesibilidad a diferentes lugares e instituciones.
Existe una construcción de la limitación-déficit-discapacidad que se plasma en el orden de lo simbólico, a través de prácticas y discursos que entran en tensión con los avances de la normativas existentes y ponen en riesgo la plena vigencia de los derechos de un número significativo de sujetos “portadores” de sordera, ceguera o alguna otra discapacidad que los ubica en el lado opuesto de lo normal, al lado de otros grupos cuya portación pasa por la pobreza, la homosexualidad, la diferencia cultural; demás está decir que la combinación de ellas pueden tener resultados desvastadores para los sujetos.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)