A lo largo del tiempo, el ser humano ha recurrido a la ilustración como una fuente de conocimiento y acercamiento al medio que lo rodea. Tanto las pinturas rupestres, los bestiarios del Medioevo (primeras manifestaciones ilustradas en forma de “libros” escritos a mano), las enciclopedias del Renacimiento, los libros de viajes de naturalistas, como las ilustraciones realizadas a través del uso del microscopio o la fotografía, ejemplifican diversas formas de representación e interpretación iconográfica de la naturaleza. Así como ocurrió con muchas ramas de la ciencia, la historia de la entomología se encuentra ligada a la ilustración. Desde la Antigüedad, una de las principales actividades de los grandes naturalistas consistió en intentar poner orden en el conocimiento del mundo natural, recurriendo a la ilustración para identificar, clasificar y sistematizar el conocimiento sobre el mismo.