El quiebre de la sociedad del trabajo y del estado de bienestar, bases de la promesa de la modernidad, hoy no cumplida, han puesto al proyecto de la ilustración en crisis. Brete que visible en lo económico e implícito en lo político muestra sus estragos también en el ámbito del sentido. Códigos de sociabilidad, valores, pertenencias, que en un momento ordenaron nuestro mundo y orientaron nuestro devenir en él, ya no están.
Este no es un simple corrimiento, es más bien un fogonazo total del ámbito cultural, un estallido de la significación. He allí la importancia que ha cobrado el campo de la cultura para la gobernanza, el empresariado, la academia, que voltean la vista hacia un lugar antes considerado secundario. Este es hoy el terreno donde se disputa un nuevo ordenamiento del mundo, de las relaciones sociales, de las identidades, del sentido en cuanto entendimiento del espacio - tiempo modificado por las tecnologías y las migraciones, un nuevo ordenamiento entonces de la política, en síntesis, de la sociedad.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)