La experiencia relatada surge a mediados del año 2013 cuando un productor frutihortícola del Alto Valle de Río Negro y Neuquén comparte con el INTA la intención de emprender la transición de su sistema productivo y comercial convencional hacia uno agroecológico. A partir de esto se desarrollaron actividades tendientes a potenciar la autorregulación del sistema y se trabajó en el diseño productivo a fin de garantizar una oferta continua de alimentos. Así mismo se generaron acciones para promover el establecimiento de vínculos con potenciales consumidores/as. Al cabo de una temporada de trabajo, el productor y su familia demuestran estar motivados y comprometidos hacia la profundización de la transición iniciada. Por otra parte, se reconoce la importancia regional de la experiencia por ser una de las primeras en demostrar la posibilidad generar y comercializar alimentos sanos a escala comercial y por aportar referencias técnicas y económicas para que otros productores puedan replicarla.