Tal vez sea posible pensar la obra de Héctor Schmucler desde las premisas que él mismo indicaba desde las páginas de la revista Los Libros cuando, informando acerca de un giro en el perfil y la orientación de la publicación que dirigía desde 1969, sostenía “que el formato libro no privilegia ninguna escritura” y que por entonces fuera posible que las obras más importantes se estuvieran escribiendo no en los libros, sino “en las noticias periodísticas o en los flashes televisivos. O en los muros de cualquier parte del mundo” (Los Libros, editorial, Nº 8, mayo de 1970). En efecto, la obra de Schmucler, quien publicó su primer libro en coautoría con Armand Mattelart recién en 1983, a sus 52 años, se dispersa en un extenso números de artículos y trabajos, pero también en una pluralidad de formatos que invitan a pensarla desde una mirada plural o, de otro modo, si se entiende esta obra como una praxis vital, una confluencia de textos y de prácticas significantes.