En trabajos anteriores nos hemos ocupado de la intervención de las meta teorías (o concepciones del mundo) en la investigación psicológica, particularmente en las teorías del desarrollo y en la teoría de las representaciones sociales. Hemos afirmado que ciertas concepciones del mundo, como sistema de presuposiciones ontológicas y epistemológicas, han presidido la investigación psicológica. Básicamente el enfoque de la escisión, en su versión naturalista o contextualista así como en el dualismo individuo y sociedad, o naturaleza y cultura, hasta una perspectiva dialéctica. Estas presuposiciones han intervenido en diferentes niveles de la investigación psicológica, ya sea orientando las preguntas que se formulan y las que no se formulan los psicólogos, o bien, imponiendo a los investigadores una cierta elaboración teórica; así han condicionado las unidades de análisis, así como la elección de la diversidad o la unicidad metodológica, y sobre todo, han dado lugar a diferentes modelos explicativos.
Ahora bien, dichas concepciones del mundo están vinculadas a un trasfondo social, expresan los conflictos de grupos o clases sociales, y están situadas en un contexto histórico. Al asumirlas, los investigadores también acuerdan con ciertos valores no epistémicos o hacen juicios de valor. Nos proponemos, justamente examinar el modo peculiar en que los valores no epistémicos han intervenido en la investigación. Nos preguntamos de qué manera esa intervención se destaca o adquiere rasgos propios dentro de las concepciones del mundo: así, en qué sentido una estrategia de pensamiento “materialista naturalista” involucra determinados juicios de valor. O cómo los valores políticos individualistas afectan a la investigación en psicología micro cultural, dando lugar a una versión específica de cultura y sus relaciones con la psicología. En términos generales, los valores (entre ellos los políticos) son inherentes a la práctica de la investigación psicológica.