Confiando plenamente en el hecho de que el relato de una experiencia puede ser una oportunidad para construir modos de comprensión diferentes, lo que a continuación presento es la historia de dos pedagogos, amigos y compañeros de carrera y militancia en Argentina, que el exilio separó y volvió a unir en una institución mexicana: la Escuela Nacional de Estudios Profesionales Iztacala (en adelante, ENEP-I). Ésta, es la historia de un “nuevo” comienzo, de un reencuentro y también de las maneras en que en circunstancias adversas, los sujetos nos forjamos un destino personal y profesional. Ésta, es la historia de una experiencia de formación, que permitió a estos sujetos desprenderse de algunas herencias para mejor reencontrarlas. Ésta, es la historia de “los que se quedaron”.