El período dictatorial de represión militar (1976-1983) demostró llevarse a cabo, tal como lo diagnosticó Guillermo O’ Donnell (‘El Estado Burocrático- Autoritario’, 1982), por medio de una ‘sociedad autoritaria’ que respaldó en un comienzo de modo significativo, la interrupción del ejercicio institucional por parte de las fuerzas armadas, en un contexto de enorme convulsión social. Los efectos de la represión física ilegal fueron el producto de una planificación sutil, racional y macabra, tal como lo señaló Pilar Calveiro(‘Poder y desaparición’, 1998). Su objetivo más letal consistió en el ‘exterminio político’ de algunos sectores específicos(Emilio Crenzel, ‘Los desaparecidos en la Argentina’, 2010). Esto llevó a la desarticulación de las fuerzas sociales de izquierda, que ya para ese momento se encontraban debilitadas, con menor base social de sustento que en años anteriores (Inés Izaguirre, ‘Lucha de clases, guerra civil y genocidio en la Argentina, 1973-1983’, 2010).