En el campo de las narraciones sobre la militancia armada de los años setenta en Argentina, existe una serie compuesta por elaboraciones estéticas producidas por la generación de los hijos y las hijas de militantes, en algunos casos desaparecidos durante la última dictadura militar (1976-1983). El comienzo de estas intervenciones puede situarse con el nacimiento en 1995 de la agrupación HIJOS (Hijos e hijas por la Igualdad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio) conformada por hijos e hijas de desaparecidos, que estableció la cuestión visual como estrategia preponderante en sus operaciones políticas. Entre las diversas producciones simbólicas, no todas vinculadas directamente con HIJOS, se encuentran films, ensayos fotográficos, obras teatrales y relatos literarios. Estos jóvenes, afectados por el terrorismo de Estado, eligen al arte como vía privilegiada para indagar sobre el pasado de sus padres forjando un segmento de narrativas generacionales que pone el foco críticamente no sólo en la violencia catastrófica acontecida durante los años dictatoriales (muertes, torturas, desapariciones) sino también en los modos de organización de la vida cotidiana y en las opciones políticas (y personales) tomadas por la generación de los progenitores durante los años de la militancia revolucionaria. Y lo hacen mediante operaciones formales que entrecruzan el testimonio, con la autobiografía y la ficción. De esta manera, las obras consideradas habilitan –tanto por su dimensión temática como formal– lecturas desde lo que ha dado en llamarse posmemoria.