El objetivo del trabajo es contribuir al diagnóstico de la variación de la capacidad de consumo de los hogares del Gran Buenos Aires durante las últimas décadas. Complementariamente, se busca determinar el efecto que generaron en ella los cambios en la cantidad de perceptores por hogar, en el nivel de ingreso por perceptor familiar y en el tamaño y composición de las unidades domésticas, tanto a nivel general como para cada uno de los estratos sociales. Se parte del supuesto que la estratificación social es el resultado de dispares capacidades de la población, de los disímiles posicionamientos en las relaciones sociales y de las desiguales formas de producción y distribución de la riqueza social. Es importante tener en cuenta que gran parte de los ingresos de los hogares provienen del mercado de trabajo. A partir de esto, la persistente precarización laboral afecta fuertemente los ingresos laborales y, por ende, la capacidad de consumo de los hogares. En líneas generales, se observa que con posterioridad a 2002, a pesar de varios años de un marcado crecimiento económico, no se pudo superar una dinámica de gran polarización de la estructura económico-ocupacional. Por lo tanto, continuaron sin superarse, en el sistema productivo, las formas de expresión de la heterogeneidad estructural consolidadas durante la década de 1990 (Cortes, 2011 y Salvia, 2012).