Ruy González de Clavijo protagonizó, junto con un equipo de negociadores, la segunda embajada que enviara Enrique III de Castilla a Tamorlán en 1403, cuyo itinerario de ida y vuelta se extiende por tres años. El autor publica un relato de viaje que compendia una relación de hechos y una descripción minuciosa de la geografía de las tierras transitadas, poblaciones visitadas y las costumbres de los lugareños hasta llegar a Samarcanda, capital del imperio tártaro. El relato de Clavijo brinda un fuerte componente informativo y documental, con la inmediatez y la frescura del testimonio de los viajeros que presencian directamente la mayoría de los acontecimientos por ellos relatados y transmiten sus experiencias concretas.
El objetivo de este trabajo es describir las características que los viajeros refieren a lo largo de su periplo, en dos aspectos fundamentales: el aspecto físico de los individuos y la relación que establecen con el espacio natural. En primer término abordaremos la descripción del otro lejano, sus características peculiares, las vestimentas, las costumbres alimentarias, los alojamientos y mobiliario. Seguidamente sintetizaremos los ambientes naturales descriptos por los viajeros: una geografía que se señala como adversa a los desplazamientos prolongados. El autor muestra un interés especial por la transformación de la naturaleza en función de la producción de alimentos y la comercialización de los mismos, así como el tratamiento eficiente de los recursos naturales que facilitan el traslado y la habitabilidad.
La hipótesis general sería que la alteridad se percibe en relación a la propia experiencia cultural, y es así como las descripciones de los individuos, las comunidades y el entorno natural se piensan y se traducen en relación con las representaciones del sujeto itinerante. La hipótesis secundaria es que las descripciones se ajustan a las exigencias de la embajada, a las necesidades de concretar las metas de alianza política y económica con el líder tártaro.