Venancio Fortunato es considerado tanto el último gran poeta romano como el primer poet a medieval durante el reino Franco merovingio. Su conocido himno, Pange, lingua, gloriosi, aún se utiliza como himno a la Santa Cruz en la liturgia occidental. Dicho himno presenta características que vale la pena considerar en relación a los epitafios en la antigüedad griega y romana. Venancio Fortunato parece ajustarse a varios modelos entre los que se podrían listar a Marco Valerio Marcial y Calímaco de Cirene, pero en un marco cristiano y con características específicas pertenecientes a su tiempo. La edad, la filiación del difunto y el encomio a la tierra se transforman en el texto de quien fuera el obispo de Poitiers en un relato de la misión de Cristo, su pasión y una sorpresiva interpelación a la cruz como receptor del discurso. La tradición antigua y pagana y la nueva cultura cristiana temprano-medieval se encuentran en sus versos.