El Área Metropolitana de Rosario (AMR) se ha desarrollado históricamente de acuerdo con el modelo de “ciudad extensa”, modelo que se ha acentuado particularmente en estos últimos quince años a partir de la aparición de nuevos desarrollos inmobiliarios en las distintas localidades que la conforman. Emprendimientos que promueven un único patrón residencial de baja densidad (la vivienda individual en parcelas que permiten contar con mayor disponibilidad de “verde”) y el uso del automóvil particular como medio preferente de la movilidad. Las localidades que históricamente fueron el centro de recreación y esparcimiento de la población rosarina se convierten en lugares de residencia permanente con nuevas demandas de servicios y equipamientos. Estas demandas aparecen también en prácticamente todas las localidades del AMR, donde las plantas urbanas se extienden en la medida en que aparecen estos nuevos proyectos inmobiliarios. La ausencia de instrumentos de ordenamiento y, fundamentalmente, de políticas, han agravado esta situación.
Así, la extensión de las áreas urbanizadas es el resultado de la puesta en marcha de iniciativas aisladas de los emprendedores inmobiliarios sin preocupación alguna por el tipo de ciudad que se está construyendo. La profundización de este modelo pone en evidencia sus propias limitaciones, alejándose cada vez más del propósito de un desarrollo urbano sostenible.