Alfonso Reyes cultivó los estudios clásicos en México en tres vertientes: la traducción, la exégesis y la recreación literaria. En el primer caso, su versión de los primeros nueve cantos de la Ilíada muestra su interés por abordar la poesía homérica en su lengua original (una respuesta a la traducción también parcial de Leopoldo Lugones) y, más ampliamente, su inclinación por la poética y la retórica de aquella cultura, mismas que vertió en sendos tratados con una peculiar lectura para su contexto: La crítica en la edad ateniense (600 a 300 a. C.), La antigua retórica, La afición de Grecia, entre otros escritos. En el tercer punto, basta con destacar, entre varias propuestas literarias, su versión poética del mito de la primogénita de Agamenón y Clitemnestra en su poema dramático Ifigenia cruel. El objetivo de este trabajo es el de analizar en una visión de conjunto las aportaciones de Reyes a la tradición clásica en México y sus vínculos en este sentido con otros contextos, en especial el latinoamericano, con la finalidad de valorar su trascendencia en el ambiente convulso y contradictorio de la primera mitad del siglo XX mexicano. El carácter ecuménico de Reyes frente a la apropiación de los clásicos representó con su obra la clara división entre la visión conservadora que detentaba el patrimonio del clasicismo y una condición científica y emancipadora del sujeto dadas sus preocupaciones en torno a la educación.