La crítica textual constituye una de las tareas fundamentales de la Filología Clásica. Su objetivo fundamental es estudiar la transmisión de los textos, reconstruirlos, fijarlos y editarlos. Como cualquier otra ocupación ligada al trabajo con textos, la Filología Clásica se vio beneficiada por el surgimiento de los procesadores informáticos de textos.
Estas herramientas generaron avances en la capacidad y velocidad de trabajo de los investigadores, a pesar de que no fueron pensados propiamente para el filólogo, quien adaptó sus necesidades a lo que estos procesadores podían ofrecer. En respuesta a esta situación, filólogos interesados en la programación y programadores interesados en la filología, han ido produciendo softwares específicos para el estudio y el trabajo con textos.