Aunque las formas de producción de bienes y servicios que aplican estrategias de relocalización y externalización de actividades no son una novedad, en la actual fase del capitalismo global sus alcances adquieren ribetes ciertamente destacados, motivando la reflexión y el debate en diversos ámbitos -político, académico, sindical, entre otros-.
En este marco, la problemática de la deslocalización internacional comúnmente es abordada desde la óptica de los países centrales, a raíz de la magnitud que adquieren sus perjudiciales efectos económicos y sociales. A la inversa, desde los países periféricos, “receptores” de estas dinámicas, se tienden a enfatizar sus ventajas relativas en términos las mejoras en el tejido productivo y en los niveles de empleo que generan. Creemos que es preciso desarrollar un enfoque más cabal sobre estos procesos, que permita observar sus matices y relatividades, sus potencialidades y sus costados menos ventajosos.