El tratamiento del timbre en la música de Anton Webern ha sido descripto frecuentemente como la puesta en práctica del concepto de Klangfarbenmelodie (melodía de timbres) que formulara Arnold Schoenberg en el Tratado de armonía de 1911. No obstante, y desatendiendo sus implicancias, tienden a englobarse bajo dicha noción recursos y procedimientos tan dispares como lo son las técnicas extendidas de ejecución, criterios inusuales de instrumentación y otros. En los dos ejemplos que aquí analizamos, las innovaciones en los procedimientos de instrumentación, cotejadas con el pensamiento musical formulado por el propio compositor, nos llevan a considerarlas como instancias en las que el aspecto tímbrico da cuenta de la propia estructura motívica y formal en un grado al menos tan importante como las alturas.