Nos proponemos ampliar el planteo iniciado en “Rastros de una estética localizada en Intonso (11 páginas) de Cecilia Villanueva” (Sirvent, 2014), a partir del análisis de las obras Tulipanes negros (1990), para clarinete bajo y contrabajo; En el gris (1992), para dos percusionistas; y, Travesía (1994), para clarinete, violoncello y piano. Nuestra hipótesis es que la música de la compositora podría asociarse con las estéticas particulares y localizadas desarrolladas en nuestro país a partir de los años sesentas, en las que: el silencio cumple un rol estructural ya sea por funcionar como articulador formal o por constituirse como material; el timbre es un parámetro central ya que los otros paramétros están supeditados a éste; y, por último, se reinterpretan procedimientos compositivos y rasgos estílisticos típicos de compositores diversos.