Los pasillos de la Facultad de Bellas Artes hablan, hablan con colores líneas y dibujos, esculturas y música. No es algo fuera de lo común caminar y encontrarse con numerosas obras colgadas en las paredes o los alumnos mismos trabajando en estas. Así lo hicieron Agustina Asasme, Manuel Arteaga, Adrián Dos Santos, Santiago Regulo y Fernanda Arnedillo en el marco de la materia Lenguaje Visual 2, en el año 2012. Por medio de esta obra, ellos buscaron generar una ruptura del espacio convencional y para esto trabajaron con la sensación del vértigo. Por medio del dispositivo planteado buscaron hacer surgir una sensación de duda, inseguridad, como también la reacción del espectador al estar frente a una perspectiva no habitual de uno mismo, fragmentada por el efecto visual que da la disposición de los espejos. Las sensaciones que se desprenden de esta experiencia exponen al espectador frente a sentimientos que, en cierta forma, resulta una extensión de lo que el ser humano como tal debe enfrentar diariamente. La obra materializa simbólicamente esta crisis existencialista del ser, el cual es bombardeado constantemente por un contexto dinámico generando en este un sentimiento de asfixia o incertidumbre.