Las planicies volcánicas que se extienden alrededor y al oeste de Zapala (Neuquén), aproximadamente entre los 38°20’ y 39º10’ de latitud S y entre los 70° y 70°20’ de longitud W pertenecen a una importante formación morfológica extracordillerana que desde el valle del río Grande y la gran altiplanicie del Payún en Mendoza, sigue modelando su relieve, con diferentes accidentes oro-hidrográficos, hasta los bordes meridionales de Río Negro y las regiones septentrionales y centrales del Chubut. En su paisaje actual, aquella formación se caracteriza por enormes mantos efusivos basálticos y andesíticos de edad terciaria y cuaternaria, modificados o gastados en parte por la acción prolongada de la erosión y como consecuencia de los períodos fluvioglaciares. Sus aspectos más comunes son mesetas suavemente onduladas correspondientes a coladas lávicas, a menudo superpuestas, a veces reducidas a superficies más o menos destruidas o a vastos pedregales; cañadones de paredes abruptas donde es aun posible reconocer en algunos casos afloramientos terrazados de efusiones sucesivas; alturas aisladas, cuyos relieves cónicos siembran las planicies, y que representan volcanes basálticos de diferentes edades y diferente actividad.