El libro, al decir de Bourdieu, es “mercancía y significación”, y con esa doble condición el editor, “un poco mercader y un poco empresario de circo”,está inmerso en un sutil equilibrio entre el arte y el negocio.
El libro para niños ha estado históricamente regido por los parámetros del arte, por su pertenencia al canon, por las reglas del mercado pero, fundamentalmente, por la mirada didáctica y moralizante de las instituciones:
la familia, la escuela, la iglesia.
Cuando un editor de hoy elige un texto para niños pensando en su publicación, debe plantearse una serie de cuestiones.