En este trabajo intento mostrar que algunos procedimientos ficcionales de En busca del tiempo perdido admiten pensarse como una restitución de la experiencia en cuanto recuperación de la densidad del presente y, que en este sentido, la novela anticipa manifestaciones del arte contemporáneo. En efecto, puede entenderse como crisis de la experiencia el hecho de que el elemento fugaz e irrepetible, la singularidad, lo no idéntico – elementos propios de la experiencia en su sentido más elemental- parecen cada vez menos accesibles a una sensibilidad contemporánea. La reproductibilidad técnica de las obras, de las mercancías, de las acciones humanas, la creciente homogeneización en el plano cultural y subjetivo así como el rechazo tradicional del conocimiento científico por lo particular y contingente, contribuyen a una suerte de imposibilidad de lo efímero.